jueves, 9 de diciembre de 2010

Una lección de civismo (¿Humanismo?)


Aclaración inicial

Un amigo hace tiempo me decía algo como "tantos años de evolución, de tantas ideas y desarrollos acumulados, combinados con la masificación de internet nos convierten a todos un poco en  "plagiarios" así que nada mejor que comenzar con un plagio declarado.


Otro amigo me mandó la siguiente nota que comparto plenamente y me pareció interesante compartir en este blog:


La nota (plagiada y re-ordenada un poco)

"La fácil y generalmente inútil es quejarse del entorno que nos rodea.  Es fácil desarrollar toda una teoría paranoide respecto a nuestro mismo, luego sumarnos a las voces que reclaman que ese entorno cambie a nuestro favor, algunos en tono de reclamo y otros acudiendo al ruego.

Además de fácil e inútil es tremendamente popular, nada produce más adhesión (no cohesión) que un enemigo común.

Por otro lado hay una más difícil y generalmente útil, aunque no tan popular, que es: hacer las cosas bien, sin pretender nada del mundo, eso vendrá por añadidura (o no). Solo hacerlo porque es lo que está bien. PUNTO.

Una vez escuché o lei algo como: uno no puede cambiar como son los demás, lo que puede es cambiar uno mismo y esperar influir en los demás a través de eso.

A veces la vida, a quienes son buenos observadores, les da la oportunidad de mostrarles que cada uno de nosotros puede ser parte del cambio y no importa para donde vaya el mundo, lo que uno haga afecta a ese entorno (positiva o negativamente).

(Acá podría profundizar en ideas de “protagonistas versus victimas” o acerca de cambiar la dirección del viento o la orientación de las velas, pero eso lo pueden encontrar en cualquier otro lado así que paso del “paye genérico” a la anécdota que motivó esta nota)

La anécdota


En Montevideo hace un tiempo sufrimos un enfrentamiento entre la IMM (gobierno municipal) y ADEOM (sindicato de funcionarios del municipio). En ese enfrentamiento muchos servicios se han visto resentidos, entre otros, la recolección de residuos. Obviamente en pocos días la “no_tan_limpia_Montevideo” se transformó en una “muy_sucia_Montevideo”.

Bolsas de basura por todos lados, plazas con bolsas de nylon colgado de las hamacas, bocas de tormenta tapadas de basura, contenedores perdidos bajo montañas de basura, en fin, una imagen muy, por lo menos, desagradable.
Consecuencia que seguro nadie quiere, ni siquiera quienes hoy se encuentran enfrentados.

En ese marco hoy venía a trabajar pensando en lo lastimoso de la situación, los riesgos de todo tipo, pero sobre todo sanitario, que conllevaba una situación así, cuando vi en una esquina con un contenedor rebosante de basura y decenas de bolsas revoloteando a su alrededor, a un señor mayor (apostaría unos 80 años) paseando el perro.

La situación era que el perro había hecho sus necesidades y este señor tenía al perro tirando de la correa para un lado y él haciendo su mayor esfuerzo hacia el otro, tratando de recoger con una bolsita los excrementos de la mascota.

¿A santo de qué? ¿qué sentido tiene recoger un poco de “caca de perro” en una ciudad en este estado? Un tipo de 80 años arriesgando su columna vertebral en aquella posición parecía un esfuerzo sin sentido.

Seguro era mucho más fácil hacerse el “chancho rengo” y dejar allí esos “residuos”, no cambiarían nada el contexto. Incluso podría volver a su casa y sumarse a las voces reclamantes.

Sin embargo el tipo optó por hacer lo que debía hacer y con eso darme a mí una lección de civismo (¿humanismo?). Por lo cual no solo hizo lo que está bien sino que además influyó en mí.  ¿Actuaré en consecuencia? No lo sé, lo que si se es que él hizo su parte."

¡Bienvenidos!

No se adonde no se a qué pero hoy  decidí empezar un blog con "de todo un poco". Un cambalache con la Biblia junto al calefón, la tecnología junto al amor y que se yo... lo que se me vaya ocurriendo